Ahora
me agoto
al ver
que cuando me siento
a
escribir lo que me escuece,
sólo
veo minas en el terreno
esperando
a que me adentre.
Con
alambres de espino
que me
impiden pasar
sin
desgarrar con esfuerzo
mi
piel.
Acerca
de qué voy a escribir
si no
es de lo que conozco,
de lo
que se cuece en mi interior
de lo
que trasciende los sentidos.
Acerca
de qué voy a escribir
si no
es de lo que siento,
del
sudor de mis entrañas
de lo
que veo hacia dentro.
Me apoyo en mis propias palabras
para
tratar de saltar la valla
y
llegar al otro lado,
ese
lado que no es más
que una
simple intuición.
Y ésta
es la próxima barrera:
¿puede
existir una verdadera comunicación?