Mientras las monedas
no
paran de caer
entre
los dedos ajenos,
entre
los huecos de sus dedos.
Mientras
se tiran,
y nos tiramos
de los pelos,
yo
continúo buscando
en el
jardín de lo etéreo.
Continúo
experimentando
con los
rincones de mi alma
que
intuyo similares
a los
rincones de la tuya.
Sigo el
largo camino,
infinito,
que
repta en el desierto
y en la
exuberante selva,
el
camino que cabalga
entre
las olas del mar.
El
camino que avanza
donde
no suena el cobre
donde
no se odia
ni se mata
por
papel.
RAAFA
DELAGUETTO
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