Féral era un niño muy tranquilo que cada día recogía un pequeño grano de arena de la playa y lo depositaba cerca de su diminuta cabaña.
Su sueño era ver de cerca las estrellas.
Dedicaba el resto del día a cuidar de las preciosas flores de su jardín.
Su bellísima amiga Pumpkin siempre le traía algo de queso y un poco de café para almorzar, después pasaban el resto de la mañana hablando de las estrellas, a ella también le entusiasmaban.
Pasaron los años y después de repetir el mismo ritual del grano de arena, día tras día y con la misma ternura, los granos ya habían formado una montaña.
El Dios de la lluvia llevaba todo ese tiempo observando a Féral y al ver el resultado de la constancia y la determinación del niño se enterneció e hizo que lloviera.
Las montaña se solidificó y formó preciosos caminos que llevaban a la cumbre.
Féral se emocionó muchísimo y dió las gracias al Dios de la lluvia.
Entonces Féral, esa misma noche invitó a su guapísima amiga Pumpkin a subir a la cumbre de la montaña.
Desde entonces, cada noche, los dos niños ven realizado su sueño subiendo a la montaña a observar las estrellas y a hablar con ellas...
Y, ¿por qué no?, de vez en cuando se dan un pequeño beso.
RAAFA DELAGUETTO
Muy bonito y emotivo. Sobre todo lo de los besos, ¿por qué no?. Hay que trabajar con constancia por conseguir un sueño... quizá se haga realidad, y entonces cambia la vida. Un besito!
ResponderEliminarMuy bonito, mi querido Rafa. Muy bonito ;)
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