Esperar
a tu pareja en un soportal mientras
llueve y el viento te golpea la cara. Subir tu bufanda hasta cubrirte por
completo la nariz, y suspirar.
Caminar
hacia el centro con los pies helados y una sonrisa en el corazón.
Salir a
trabajar todavía de noche, sabiendo que no habrá un techo bajo el que
cobijarte. A pesar del frío, gracias a Dios, no habrá unos fluorescentes sobre
tu cabeza.
El vaho
forma una densa capa húmeda en el parabrisas del coche mientras suena el Metal
a todo volumen. El humo de cigarros satura el ambiente, y las risas no paran.
EL
OTOÑO HA LLEGADO.
RAAFA DELAGUETTO
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